El resultado de Chipre mató la emoción, y el nivel del APOEL desmereció el prestigio del torneo, y hasta el suyo propio, labrado en esta Champions histórica para para el club mediterráneo. Ante el Madrid no tuvo nada que ver con el equipo correoso y peleón que se anticipaba. Estuvo siempre acongojado ante un rival del que, en cualquier caso, le separa una distancia sideral.
Kaká volvió a marcar desde esa parcelita que tiene alquilada en el
Bernabéu, en el pico izquierdo del área rival. Desde ahí se perfila para
la rosca y el golpeo recuerda al crack que fue, y que aún se puede
entrever en este tipo de detalles
La que marcan jugadores como Cristiano Ronaldo, que suma ya 49 goles
esta temporada, o Kaká. Estrellas mundiales a las que bastó con destilar
unas gotas de esencia para liquidar a su rival . El Madrid vuelve a
semifinales de la Liga de Campeones, segunda en los dos años de Jose
Mourinho tras seis dándose de cabezazos contra el muro de octavos. Dos
años en los que el equipo blanco ha cambiado mucho más que la
competición, en cuya siguiente etapa espera, esta vez sí, un adversario
de tronío.El APOEL nunca lo fue para un Madrid que rotó -ni Xabi, ni Özil, ni Benzema- y que Sahin y Granero movieron con soltura. El equipo volvió a evidenciar su tendencia a volcarse a la izquierda, donde conviven el chispeante Marcelo, el feroz Ronaldo y un Kaká que volvió a marcar desde esa parcelita que tiene alquilada en el Bernabéu, en torno al pico izquierdo del área rival. Desde ahí se perfila para la rosca y el golpeo recuerda al crack que fue, y al que el madridismo aún entrevé en este tipo de detalles. Aunque la prueba no es el APOEL. La prueba es el Bayern y lo que venga detrás.
Para eliminar a los chipriotas, a Mou le bastó con agitar la coctelera en Nicosia -Marcelo y Kaká, también- y con el estajanovismo de Cristiano, que volvió a celebrar dos veces, una de cazagoles y la segunda tras un espléndido libre directo. Ese gol no tapó las carencias de Altintop, que sufrió un horror en la segunda parte como lateral izquierdo, propiciando los dos goles del APOEL, ni los buenísimos minutos de Di María. El Fideo asistió a Callejón para el cuarto, hizo el quinto de vaselina y pudo redondear la media docena en la noche de cuartos más plácida que se recuerda por Chamartín. Dejó con ganas de más, y más habrá con el Bayern. Sobre todo, más rival.
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